lunes, 9 de julio de 2012

Consumación


Bravo, Nicolás

Bravo, Nicolás (Chilpancingo, Gro., 1786 – Chihihualco, Gro., 1854)
(Chilpancingo, Gro., 1786 – Chihihualco, Gro., 1854)
Caudillo insurgente y presidente de la República en tres ocasiones (1839, 1842-1843, 1846). Nacido en Chilpancingo, fue uno de los hombres de confianza del cura José María Morelos y participó activamente en sus campañas; se adhirió a la causa de la independencia junto con su padre Leonardo, su tío Miguel y varios otros familiares. Combatió en el sitio de Cuautla, en la toma de Oaxaca y en el sitio de Acapulco. Era reconocido como un hombre magnánimo y honorable en el combate. Ante la muerte que por garrote vil recibió su padre, Nicolás Bravo decidió perdonar a 200 soldados realistas que Morelos le entregó para que tomara venganza.
Fue aprehendido en diciembre de 1817 y cuando Iturbide proclamó el plan de Iguala en 1821 se unió a la causa trigarante. Fue el primer vicepresidente de México (1824-1829), y en los siguientes años apoyó en distintos momentos a Antonio López de Santa Anna. Participó en la guerra contra Estados Unidos defendiendo el castillo de Chapultepec, el 13 de septiembre de 1847. Murió en su hacienda de Chichihualco en Guerrero; existe la teoría de que fue envenenado junto con su esposa.

Calles, Plutarco Elías

Calles, Plutarco Elías (Guaymas, Son., sep. 25, 1877 – Ciudad de México, oct. 19, 1945).
(Guaymas, Son., sep. 25, 1877 – Ciudad de México, oct. 19, 1945)
Fue presidente de México del 1 de diciembre de 1924 al 30 de noviembre de 1928. Fue un mal militar y su actuación durante la revolución mexicana fue discreta. Sin embargo, en lo referente a la administración pública se movía con naturalidad, así lo demostró durante sus años como secretario de Guerra en el gobierno del presidente Obregón y luego como presidente de la república a partir de 1924.Llegó al poder con intención de reformar, construir y sentar las bases institucionales del país que todavía se movía en las aguas de la violencia. Su gobierno, sin embargo, fue de altibajos. Junto a la fundación del Banco de México o el de Crédito agrícola, su intención de aplicar el programa revolucionario hasta sus últimas consecuencias condujo al país a graves crisis políticas. Con su ley del petróleo —surgida del artículo 27 constitucional— intentó meter al orden a las compañías petroleras extranjeras, pero el fantasma de un nuevo conflicto armado con Estados Unidos estremeció al país. Su reflexión y su juicio, muchas veces sensato, desaparecieron ante su odio inexplicable contra la iglesia católica que tomó la forma de una guerra de 1926 a 1929 conocida como la Cristiana. Con el país inmerso en nuevamente en la violencia, los tiempos electorales sólo podían agravar la situación. Una reforma constitucional permitió a Obregón buscar la reelección presidencial y durante la campaña electoral la sangre volvió a correr.
En octubre de 1927 sus opositores Arnulfo R. Gómez y Francisco R. Serrano fueron asesinados por instrucciones del gobierno callista. El 17 de julio de 1928, el asesinato del presidente electo Obregón se sumó a la ola de violencia política. A unos meses de entregar la presidencia, surgió el estadista. Calles tuvo la sangre fría y el carácter para hacer frente a las pasiones políticas desatadas con el asesinato de Obregón, logró mantener la unidad revolucionaria e impulsó la creación del partido único, al tiempo que anunciaba que había llegado la hora de las instituciones. En adelante, toda aspiración al poder debía ser canalizada a través del Partido nacional revolucionario. A partir de entonces, Calles se convirtió en la figura política más importante de México, y si bien constitucionalmente no tenía la responsabilidad del poder ejecutivo —que recayó en manos de Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez—-, en los hechos gobernó sin que nadie le hiciera sombra durante los siguientes seis años. De hecho fue conocido entonces como el “Jefe Máximo de la Revolución”. Con el arribo de Lázaro Cárdenas a la presidencia del país, terminó su poder y en 1936 salió rumbo al exilio. Regresó a México para dedicarse sus asuntos particulares y falleció en 1945.

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